Solo quería romperme.
Hacer añicos cada parte de mí
física
y psíquicamente.
Deseaba abrir una hendidura en mi pecho
para poder liberar todo aquello que lo aprisionaba.
Pues, a veces, me ahogaba
en mis propios pensamientos
y creía que derramarlos
sería la única manera de sentirme mejor
y también culpable.
Quería de una vez por todas
abrir esa parte de mi espalda
que cuando me tocabas hacía que me retorciese.
Ahí están mis alas.
Atrapadas.
Deseando que me desgañite,
que me abra,
que me rompa,
anhelando morir
para volver a renacer
después de tanto tiempo
perdida.