Sentada en el sofá,
escucho mi respiración pausada,
relajada.
Mis pensamientos transcurren lentos,
sin rumiar,
sin estar tensos.
No hay ni pizca de estrés,
ni de ansiedad,
ni de nada que altere mi calma.
Abro los ojos lentamente
y miro hacia el sol
que calienta mi rostro,
mis brazos,
mis manos.
Entonces me surge una pregunta:
¿por qué casi nunca soy así de consciente?
Me encantas, eres muy buena escritora.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegra que te guste lo que escribo. Un abrazo! y muchas gracias por leerme.
Me gustaMe gusta
Precioso. Ojalá pudiéramos ser más conscientes en esta vida de locos. Besines!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Besos!
Me gustaMe gusta