He tenido miedo muchas veces. Un miedo que se revolvía en mis entrañas haciendo que me doliese la barriga, la cabeza y que me saliesen erupciones en la piel. Ese temor intentaba avisarme de algo, pero en mi afán por no escucharlo e ignorarlo acogí en mi vida a personas que, en lugar de reducirlo, lo acrecentaban. Un día me di cuenta de que cuando esas personas estaban lejos, la paz y la tranquilidad se instalaban en mi vida. En cuanto aparecían, en cambio, todo se venía abajo y el caos aparecía. Fue entonces cuando pedí ayuda y me dijeron lo que en mi interior yo ya sabía. Debía hacer limpieza, aunque eso significase enfrentarme a la soledad que tanto temía.

La depuración es un paso importante, hay que deshacernos de lo que ya no funciona, cuerpo y mente de lo agradecerán
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Yo también he sentido lo mismo. Algo que no funciona bien en mi, alentado por la presencia de otras personas… La soledad es dura, pero no es permanente, mejor que el desasosiego. Y merece la paz.
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