Sé que tal vez no todo sea tan difícil. Sin embargo, mi sexto sentido clama porque escoja el sendero más empinado. Ese que tiene piedras, hierbas malas y mucho barro. Zonas en las que tropiezo y mis pies se quedan atrapados. Un sendero lleno de tentaciones, de vértigos y de sueños que se quedan tan solo en eso. Donde el sufrimiento se experimenta a diario, se siente en cada pisada, en cada aliento, en cada pensamiento. Un sendero donde el miedo adopta la forma de mi propia sombra, que me acompaña allá a donde vaya. ¿Por qué no me sale escoger la opción más fácil?
Porque tan solo de esa manera podré aprender, crecer, madurar, volver a ser yo otra vez.
Fotografía: Katharina Jung.
Elegir una vida sencilla no nos enseña tanto… por eso quizá tengamos que vivir una vida complicada para hacernos más sabios. Buena entrada. Besos a tu corazón.
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Muy cierto, un abrazo 🙂
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Si el camino es difícil, es por que vas en la dirección correcta.
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