Surge de nuevo la pregunta que a muchos ronda por la mente ¿y ahora qué? Paralizada, sin expectativas, la vida es ahora una eterna agonía. Tal vez por eso he hecho cosas de las que no estoy orgullosa. Quizás por ese motivo llevo una historia tatuada en mi piel.
Tatuajes no hechos con tinta, sino con dolor, cuyo color principal es el rojo pasión. Tatuajes que provocaron la separación de la carne, dividiéndola así como me encuentro dividida yo. Entre lo que soy, entre lo que creo correcto, entre lo socialmente aceptable, entre lo que tengo ganas de hacer…
Así me desvivo por otros, tal y como debería desvivirme yo por mí misma.
Ilustración: Paula Bonet
¡Que texto más duro!
Tienes que tener presente que no siempre debemos hacer lo que queremos y debemos juzgarnos a nosotros mismos si es una buena idea eso que íbamos a hacer.
¡La libertad no es buena a veces! Y debemos obligarnos y responsabilizarnos.
¡Un abrazo, palabras que se derraman!
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hermoso!!!! =D gracias por compartir!
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