—Mátame, le dije.
Sus manos rodearon mi cuello. Apretaron un poco. Acercó su boca a mi oído y, en un susurro, me dijo: “hecho”.
—Mátame, le dije.
Sus manos rodearon mi cuello. Apretaron un poco. Acercó su boca a mi oído y, en un susurro, me dijo: “hecho”.
Muy bueno!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Gracias!
Me gustaMe gusta