Vacía, deshecha,
miles de insultos la humillaban,
la denominaban rastrera, puta, asquerosa, obscena.
Pero los indivíduos que tantos “halagos” le prodigaban
eran los mismos
que se tocaban la entrepierna pensando en ella.
Vacía, deshecha,
miles de insultos la humillaban,
la denominaban rastrera, puta, asquerosa, obscena.
Pero los indivíduos que tantos “halagos” le prodigaban
eran los mismos
que se tocaban la entrepierna pensando en ella.