Eres una egoísta porque solo piensas en ti, porque te antepones a los demás, porque eres dueña de tu propia felicidad, porque la proteges como si de algo valioso se tratase.
Y así es, solo que las personas que están a tu alrededor no lo comprenden, pues nos han enseñado a darnos a los demás, a someternos, a anteponer los deseos ajenos a los nuestros, a hacernos daño gratuitamente.
He estado tanto tiempo equivocada, sintiéndome mal por algo que es completamente natural. ¿Qué hay de malo en amarme un poco? Nadie lo ha hecho por mí y durante largo tiempo he dejado mi bienestar en manos ajenas. El resultado no fue el esperado. Me convertí en una persona infeliz.
Amargada, me escondí de todo el mundo en un vano intento de no exponerme a todo lo que me hacía daño, sin ser consciente de que tenía la solución en mis propias manos. Tenía que coger las riendas de mi vida, tenía que dejar de depender, tenía que empezar a ser responsable de mí misma.
Fue difícil y tardé mucho tiempo en darme cuenta y ponerme a ello. Ahora me llaman egoísta, pero ¿sabes qué? No me importa.