Desconocía todo de ti,
pero lo peor era que no me conocía a mí.
Cuando me descubrí comprendí,
el calvario por el que sufrí.
Un camino lleno de piedras
que yo misma fui labrando.
El problema era que no lo sabía,
la gran dificultad era que no lo veía.
Yo misma me ponía límites,
era yo quien más daño se hacía.
Mi mente iba por libre,
me atacaba a mí misma y lo desconocía.
No fui consciente de mi gran error,
me dañaba a mí y te dañaba a ti.
Cuando fui consciente quise morir.
Mi locura se manifestó y decidí huir.