Si quieres, puedes coger mi mano.
Emprender esta aventura conmigo,
compartir el camino que yo misma he elegido.
Si gustas, puedes tener un hueco en mi vida.
Ambos podemos disfrutar el uno del otro
con total libertad, sin posesiones ni recriminaciones.
Si así lo deseas, sígueme.
Aunque debes recordar que nuestro camino tendrá final,
un camino que recordaremos como una experiencia única, hermosa.
Si tú así lo quieres, sígueme libremente.
No te obligaré a ello.
Si no quieres, podrás seguir tu propio sendero.