Sabía tantas cosas y al mismo tiempo desconocía tantas.
Me creí una diosa cuando tan solo era humana.
No sabía que estaba en lo más bajo, realmente yo soñaba alto.
Pero la realidad se me presentó un día inesperado.
Tocó a mi puerta, sin remitente, sin sello, sin nada.
Tan solo recuerdo el golpe que me hizo caer, golpear la ventana.
Nunca pensé que algo podría derrumbarme,
yo que me creía un ser indestructible, poderoso, fuerte, alada.
Cuando creí levantarme fui consciente de que no podía.
La impotencia me vino encima, el miedo se apoderó de mi vida.
Yo que estuve en lo más alto, tan poderosa, tan viva,
fui consciente de la mentira más grande con la que me engañé cada día.
Ahora que por fin he logrado elevarme de verdad,
observo la vida que pasa con ojos de realidad.
Una vida en la que aunque a veces crea que lo sé todo,
al cruzar cualquier esquina descubriré, tristemente, que es mentira.