Me gustaría poder tener alas para escapar de lo que no quiero, de lo que me da miedo, de lo que me duele y apena.
Querría tener alas para sentirme de libre de todo y de todos, incluso de mí misma, esa persona que a veces escondo.
Desearía tener alas para caer cuando yo lo decidiese y no cuando a mis sentimientos y emociones le apetecen.
Ojalá tuviese alas para hacerte caso, tú tan sabia, que un día me dijiste: “intenta ser feliz, aunque cueste, aunque duela, aunque te haga daño”.
Creo que el único pecado es no intentarlo…
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Vale mucho más la pena ser feliz con lo que tienes que ser feliz con lo que deseas tener, créeme 🙂
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Muy cierto, ¡gracias! 🙂
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Ya tienes alas, pero esas alas no te librarán de dar un paseo por el infierno de y z en cuando.
Tus sentimientos son como olas en el mar, no te dejes arrastrar por sus temporales, casi siempre caprichosos, bucea en las aguas tranquilas de tu interior donde reina la paz.
Se feliz, a pesar de todo, aunque duela. No hay mejor consejo.
😉
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Sabias palabras, ¡gracias! 🙂
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Hermosa frase…
“intenta ser feliz, aunque cueste, aunque duela, aunque te haga daño”.
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Aunque duela, ser feliz, aunque cueste… No hay que dejar de intentarlo.
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