Era la única columna existente. Sola, marginada, ignorada… que allí estaba, siempre que la necesitabas.
Si te sentías triste, ahí estaba para animarte. ¿Qué te caías? Ella te ayudaba a levantar.
Pero un día la columna se desmoronó y el resto no la ayudó, sino que la recriminó.
Le echaron la culpa por haberse caído, pero ¡cómo podría haberlo evitado!
Ella era la única columna. Ella nunca recibió ayuda alguna.
Ella volvió a elevarse, pero no ya como columna, sino como un ser inestable.
Ups!
Me gustaLe gusta a 1 persona