Contenerse ante una situación que te arrebata tu felicidad,
obligando a tus ojos a llenarse de humedad.
El dolor que sientes lo bebes, lo ingieres.
Aunque en tu cara se refleje, orgullosa lo defiendes.
….
Piensas en cambiarlo, pero te quedas parada.
Vuelves la mirada atrás y piensas cuánto lo extrañas.
Quizás deberías desaparecer en este momento.
No lo haces porque sabes que te desgarrarías por dentro.
….
Pero en tu fuero interno sabes que aguantar podrás,
porque en la decepción sabrás reconocer la verdad.
De todo se puede aprender, el dolor se va y vuelve otra vez.
Un escudo surgirá, nadie volverá a arrebatarte tu felicidad.