Mañana mi vida se acabará y a ti todo te dará igual. No te preocupes que yo lo entiendo. Sé que no valgo nada, para ti solo soy una más.
Refugiada me encuentro en el estrés y el control, para evitar el dolor y la depresión. Son cosas que pasan, que no puedo evitar. Pero de las que, felizmente, por momentos puedo escapar.
No te preocupes en vano por mí. Estaré bien, como siempre sobreviviré. Aunque esta parte de mi vida tarde o temprano se muera, renaceré como el ave fénix una y otra vez hasta que aprenda.
De mis cenizas me levantaré, de lo que las provocó aprenderé. Con el viento te marcharás, en mis pensamientos la indiferencia aparecerá.