No sabría qué decirte, pero gracias. Gracias por ayudarme a comprender que lo malo no es tan malo, que lo bueno no es tan bueno. Que de todo aprendemos, que contra todo podemos. Que somos fuertes aunque aparentemos ser débiles.
Gracias a ti por abrirme los ojos y hacerme caer en la cuenta de que existe una realidad. Esa de la que tantas veces intento escapar por temor a lo que hay.
No sabía lo que era la verdadera amistad hasta que te encontré a mi lado cuando mi vida se desmoronaba. Esa vida que salvaste en innumerables ocasiones, aún a sabiendas que yo te rechazaba sin pudores.
A ti, hoy, te doy las gracias. Pues estoy aquí, en pie, gracias a ti.
Siempre hay alguien a quien debemos un “gracias”.
Me gustaLe gusta a 1 persona