Ahora que todo se acaba, empiezo a sentirme perdida. Ya vuelve el vacío que hace tantos años se vio ocupado, o al menos ignorado.
Regresa esa falta de aire, la ansiedad que me retiene y me frena. La angustia vital de no saber qué va a pasar, qué voy a hacer.
El pánico empieza a acorralarme.